sábado, 9 de agosto de 2014

La playa de Dulcinea 48 –Un lugar para llorar

La playa de Dulcinea
48 –Un lugar para llorar´

Acaba de aparecer el sol en el horizonte y el semáforo, como siempre, está en rojo para los peatones; Me entretengo en mirar a un hombre que está bajando del coche un cochecito de bebé, una bolsa, una nevera portátil y a dos niñas, una que debe tener poco menos de un año y la otra debe estar a punto de empezar el colegio. Está solo, es raro ver a un hombre con niños tan pronto en la playa, sobre todo porque el ascensor aún no está en marcha y no sé de qué manera va a poder bajarlo todo sin dejar en algún momento, descuidadas a las niñas. Son muy distintas, una tiene el pelo rizado y oscuro, como su padre y la otra, la más mayor, tiene una preciosa melena rubia. De lejos nadie diría que son hermanas, hasta que  vemos sus preciosos ojos verdes, iguales  en todo, hasta en el brillo y las pestañas que los adornan. La pequeña llora inquieta intentando arrancarse el pañal mientras la hermana le acaricia la cara y sujeta el cochecito, tal y como le ha dicho su padre; él es un hombre que ha debido pasar de los treinta años hace muy poco, tiene el pelo rizado y oscuro pero en las sienes ya luce canas tempranas; lleva una bermuda roja y una camiseta gris claro de cuello en pico. Al cuello lleva colgada una cadena de oro que, cuando se inclina, deja colgando un anillo de oro, un anillo sencillo, tan solo un aro que no es muy grande. El semáforo, tras pasar como un loco un  autobús articulado, se ha puesto en verde.
Llego al mirador  y oigo a mi espalda que el hombre me pide ayuda, quiere que de la mano a la niña mientras el baja, por las escaleras el cochecito con la pequeña que llora desesperada tirando con rabia del paquete que lleva puesto. Me ofrezco a bajar a las dos niñas mientras él se encarga de todo lo demás, respira aliviado y me da las gracias. Al coger en brazos a la pequeñita, noto que lleva el paquete encharcado y que huele muy mal, seguramente también ha hecho caca. La mayor me da la mano confiada y sonríe cuando dice que se llama Sol, como su mamá, bajamos despacio las escaleras hasta la arena, tumbo a la pequeña en mi toalla y le quito el paquete. En ese momento nos llega un olor espantoso que nos hace torcer la cara. Sol dice que su hermana es un poco cochina y que no sabe hacer las cosas en el wáter porque es muy pequeñaja. Aún no tiene un año. El padre, menos mal, me acerca un paquete de toallitas y un paquete limpio mientras se disculpa. Tiene los ojos brillantes y profundas ojeras.
Sol se acerca con el bañador en la mano, le ayudo a ponérselo mientras su padre coloca la sombrilla y la sillita de la pequeña a su sombra. El sol ya se levanta del horizonte y Lisa empieza a abrir el chiringuito. Sol y yo paseamos hasta la cueva en la que solo está la colchoneta rosa de Paul -quizás también él se ha ido de vacaciones- mientras Jorge le da el biberón a su hija. Se ha presentado cuando hemos pasado a su lado.
Poco después se meten los tres en el agua, el padre  llevando en brazos a las dos pequeñas, que ríen y chillan al contacto con el agua que hoy está más cristalina que nunca. Les veo desde lejos mientras me sumerjo en las aguas. Hay algo de tristeza en esa estampa pero no sé qué es.
Mientras me dejo mecer por las olas veo como bajan por las escaleras, de seis en seis, los bañistas; van cargados con colchonetas, flotadores y sillas. No está la economía como para alquilar hamacas para todos.
Estoy tumbada al sol haciendo mi primer crucigrama de la mañana, cuando se acerca Sol, comiendo un bocadillo y llevando un batido de chocolate en la otra mano, se sienta en mi toalla, a mi lado, y me dice, abriendo mucho los ojos, ¿sabes que mi mamá está en el cielo? Se fue hace cinco días –y me enseña su manita con todos  los dedos extendidos, después de dejar el batido en la arena- ¿Tú sabes cuándo va a volver?


Dedicado a todos los que han perdido a alguien que querían de verdad. Gracias por leerme. Un saludo. Amaya Puente de Muñozguren. Todos los derechos reservados. Si os ha gustado, compartirlo con la familia y amigos. Gracias.

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